MACHINE NAME = WEB 1

Conmemoración de la Tercera Conferencia de la UNCTAD (UNCTAD III): Manteniendo el rumbo del desarrollo aún a contracorriente

Statement by Rebeca Grynspan, Secretaria General de la UNCTAD

Conmemoración de la Tercera Conferencia de la UNCTAD (UNCTAD III): Manteniendo el rumbo del desarrollo aún a contracorriente

Geneva, Switzerland
25 November 2022

Embajadora Sofía Boza, Representante Permanente de Chile ante la OMC, UNCTAD, OMPI e ITC:

Sr. Jose Miguel Ahumada, Subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales de Chile

Prof. Maria José Henríquez, Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile

Excelencias, amigas y amigos

Como Secretaria General de la UNCTAD, a los 50 años de la Tercera Sesión de nuestra Organización en Santiago de Chile, hago eco de la honra, la responsabilidad, y la gratitud, que compartimos en esta conmemoración.

Honra, porque es gracias a la lucidez de los protagonistas de entonces que UNCTAD logró mantener el rumbo intelectual y seguir sirviendo a la causa del desarrollo ante toda adversidad. Ser parte de esta tradición nos enorgullece.

Responsabilidad, porque así como entonces los líderes de la UNCTAD supieron encontrar la fortaleza necesaria para enfrentar las tempestuosas décadas que vendrían, nosotros  ̶ al celebrar hoy ̶  nos comprometemos a mantener en alto el papel de la UNCTAD ante un futuro que se vislumbra complicado e incierto para el desarrollo de los países.

Y gratitud, por último, ante Chile y su embajadora Sofía Boza, que han tenido el gesto de hacer una pausa ahora, para echar juntos la vista atrás, y recoger del pasado lecciones valiosas para todos. Embajadora, de todo corazón, muchas gracias.

En el panel que viene a continuación se debatirán temas muy interesantes – así que permítanme tan solo aprovechar estas palabras para compartir algunas breves reflexiones sobre la UNCTAD de entonces, y la UNCTAD de hoy.

UNCTAD fue creada en 1964, como organismo de las Naciones Unidas, por petición expresa de los países del Sur, para buscar y construir juntos una nueva economía global más equilibrada, más justa, y más viable para un desarrollo acelerado y equitativo.

Algo que debemos subrayar especialmente es que muchos de los pioneros intelectuales y políticos que auparon la visión original de la UNCTAD provenían de instituciones con una clara seña de América Latina, como lo son la CEPAL, el Departamento de Asuntos Económicos de las Naciones Unidas, y el Grupo de No-Alineados que surgió de la conferencia de Bandung.

Hablo de Raúl Prebisch, primer Secretario General de la UNCTAD y anteriormente Secretario General de la CEPAL. De Hans Singer, a quién conocí años después en IDS y que era el líder del Departamento de Asuntos Económicos de las Naciones Unidas; de Sydney Dell, primer Asistente Executivo de UNCTAD, y de Osvaldo Sunkel, director de ILPES-CEPAL en Santiago de Chile. Entre todos, se desarrolló en la UNCTAD un modelo de entendimiento económico que resaltaba los problemas de un sistema económico global que desfavorecía a los países en desarrollo – ya sea por las tasas de cambio de nuestras monedas, o la influencia de las grandes multinacionales en nuestra estructura productiva, o la condena a la dependencia de la exportación de materia prima. Gracias a este entendimiento, en UNCTAD no solo se señalaban las desigualdades – sino que también se explicaba sus orígenes, sus mecanismos, y finalmente sus posibles soluciones.

La agenda de la UNCTAD enfrentó dificultades desde su fundación, y esto  ̶ aunque parezca contradictorio ̶  realza el significado de la Tercera Sesión de la UNCTAD en Santiago de Chile en 1972.

Por una parte, los países más industrializados empezaban a mostrar resistencia a acuerdos preferenciales de comercio, y más aún a aceptar una revisión radical de la arquitectura financiera mundial.

Por otra parte, hacia fines de la década de los sesenta la situación económica mundial se complicaba, en lo que se suele describir como el fin de la ‘edad dorada de la post-guerra’. Los países en desarrollo, exportadores de materias primas, enfrentaban caídas de demanda y de precios internacionales, y un estancamiento de sus procesos de industrialización, junto con déficits insostenibles en su balanza comercial.

Pero el mayor detonante fue el decreto de Nixon de acabar con el estándar de oro, decreto que echaba por tierra la estructura original del Bretton Woods –a penas ocho meses antes de nuestra Tercera Sesión en Santiago de Chile. El fin de la era del oro dio comienzo a una nueva era del ‘no-sistema’, en la que todavía nos encontramos, en la cual los países en desarrollo, a falta de un sistema internacional de reservas, se ven obligados a acumular reservas de moneda extranjera cada vez mayores para evitar giros especulativos de capital en sus mercados. Desde entonces, más dinero ha fluido del sur al norte, que del norte al sur.

Excelencias,

Realizar la Tercera Sesión de la UNCTAD en dichas circunstancias requirió una gran dosis de coraje político y de lucidez intelectual. A sus organizadores les debemos que la UNCTAD esté aún en pie.

Para valorar dichos esfuerzos, caben mencionar los tres aspectos centrales que, después de intensos debates durante más de cinco semanas, pasaron como resolución final:

Primero, se determinaron los principios que deberían gobernar las relaciones comerciales para afianzar el desarrollo. Estos incluían, valga subrayar, el compromiso con la diversificación industrial de los países en desarrollo, el acceso a los mercados del Norte, así como la reafirmación del derecho inalienable de cada país a disponer de sus recursos naturales. Así, esta resolución se resistía explícitamente a las crecientes presiones de privatizaciones extranjeras que los países más pobres o más endeudados empezaban a experimentar. 

Segundo, en cuanto al sistema monetario internacional, UNCTAD III remarcó las cuestiones claves, sin bemoles.

Se abogó por una participación efectiva de los países en desarrollo en el proceso de decisión del sistema monetario internacional y sus reformas necesarias;

Se subrayó la necesidad de generar un ‘vínculo’ entre los Derechos Especiales de Giro (que provenían de una propuesta de la UNCTAD) y el financiamiento al desarrollo;

y finalmente se reclamó compensación a gobiernos donantes e instituciones financieras multinacionales por las pérdidas en reservas y los sobrendeudamientos ocasionados por el caos del cese de la convertibilidad del dólar en oro.

Tercero, el tema de la deuda externa tomó carácter central. Durante la conferencia se logró cambiar la perspectiva, subrayando que la insostenibilidad de la deuda no era siempre el resultado de una administración nacional deficiente o descuidada, sino más bien de condiciones adversas o choques externos, como los cambios exógenos en los precios internacionales o el giro abrupto hacia tipos de cambio fluctuantes o diferenciales en las tasas de interés.

En consecuencia, UNCTAD III propuso una revisión fundamental, llamando a los países desarrollados y a las instituciones financieras internacionales a que aumentaran la financiación del desarrollo en condiciones favorables, y que incluyeran cláusulas en los acuerdos de préstamo para la suspensión automática de la deuda en situaciones de crisis. Además, se pedía en la resolución que los países acreedores aceptaran automáticamente las solicitudes de reestructuración de países que no debían caer en el falso dilema de o servir a su gente o serviciar su deuda. 

Excelencias,

Como hemos visto con demasiada crudeza, primero durante la pandemia del Covid-19 y ahora con estas crisis en cascada, muchos países en desarrollo siguen atrapados en un círculo vicioso de espacio fiscal limitado, deterioro en la balanza de pagos, y estructuras productivas atrofiadas. El sistema financiero internacional sigue, usando palabras de Prebisch, ‘desfavoreciendo orgánicamente a los países en desarrollo’.

Por eso hoy, en un contexto de crisis en cascada, ante enormes salidas de capital de los países en desarrollo, y una incipiente crisis de la deuda, peor quizás que la que vimos en los años 80, es importante leer las resoluciones que entonces en Santiago de Chile promulgamos, y que hoy, cincuenta años después, podemos todavía apreciar estas ideas tan longevas, tan bien dichas, y tan vigentes – aún en un mundo tan diferentes y a la vez con retos tan persistentes.

Hoy, UNCTAD, a través de Global Crisis Response Group, de nuestras Conferencias, de nuestra interacción con el G20 – seguimos reclamando aquello que entonces reclamamos.

Hoy, seguimos pidiendo mecanismos sólidos de alivio y restructuración de la deuda, que consideren las crisis y la inocencia de los gobiernos ante la creciente frecuencia de desastres económicos y naturales.

Hoy, seguimos trabajando por promover una diversificación productiva en los países del Sur, pero una diversificación del siglo veintiuno, con industrias creativas, renovables, digitales.

Hoy, seguimos pidiendo un vínculo entre los derechos especiales de giro y el financiamiento al desarrollo.

Excelencias,

Me permito concluir resaltando otra vez la lucidez intelectual y coraje político de los que hicieron posible la realización de la Tercera Sesión de la UNCTAD en un momento crítico de la historia económica contemporánea. A ellos y ellas nuestro homenaje en esta conmemoración, que debemos usar para celebrar el legado material e intelectual de esta institución, como lo son:

  • El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (el GATT, por sus siglas en inglés), el primer gran acuerdo comercial de escala global, predecesor de la Organización Mundial de Comercio, que gracias a UNCTAD incluía la concepción del tratamiento especial y diferenciado para los países en desarrollo, un principio fundamental de esta institución, que posteriormente quedó enmarcado en el Sistema Generalizado de Preferencias, otro de nuestros grandes legados.
     
  • Otro legado, son los derechos especiales de giro, la mayor esperanza que tiene el sistema multilateral para crear un verdadero ‘sistema’ de reservas internacionales –comunes, módicas, y favorables al desarrollo— que no replique las asimetrías que venimos sufriendo desde los setentas. Hoy los DEGs están en boga gracias a la emisión histórica de más de medio trillón de DEGs durante la pandemia, pero debemos seguir trabajando para asegurarnos que éstos vayan a los países en desarrollo a través de los bancos multilaterales.
     
  • Otro legado importante fue el llamado en la Asamblea General de 1974 a un Nuevo Orden Económico Mundial, resultado directo de nuestra Tercera Sesión en Chile.
     
  • Además, por supuesto, de nuestro legado de asistencia técnica, como ASYCUDA, un sistema de computarización de puertos y aduanas que ya está cercano de cumplir los cuarenta años; así como del legado de décadas de investigación y análisis, que han sabido revelar, desde una perspectiva del desarrollo, los problemas estructurales del sistema económico global, a nivel comercial, financiero, y macroeconómico. De estos análisis se desprenden un gran número de propuestas de política, en el ámbito de la deuda, la diversificación productiva, el desarrollo de los países menos desarrollados, y más reciente la economía digital y el big data.

Nosotros hoy, inspirador por este importante recuerdo, de nuevo asumimos la responsabilidad de seguir estos pasos, ya que queda mucho camino por andar.

Muchas gracias.