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XIV Foro Ministerial sobre Desarrollo de América Latina y el Caribe

Statement by Rebeca Grynspan, Secretary-General of UNCTAD

XIV Foro Ministerial sobre Desarrollo de América Latina y el Caribe

Cuenca, Ecuador
30 September 2022

Su excelencia, Guillermo Lasso, Presidente de la República del Ecuador
Su excelencia, Esteban Bernal, Ministro de Economía e Inclusión Social del Ecuador Sus excelencias, queridos ministros y ministras,
Achim Steiner, querido amigo, Administrador del PNUD,
Luis Felipe López-Calva, querido amigo, director regional del PNUD en América Latina y el Caribe,
Señoras y señores, amigas y amigos:

Me hubiese gustado que esta ministerial hubiese llegado en un mejor momento para el mundo. Pero no ha podido ser.

Nos encontramos, como bien señala el título de este panel, en un mundo de crisis en cascada. Desde el 2020, ningún país, y sobre todo ningún ministerio de desarrollo de ningún país en desarrollo, ha dejado de estar en ‘emergency mode’. Y un mundo de crisis en cascada es también un mundo de desigualdades en cascada.

Una crisis de salud pública se ha convertido en una crisis socioeconómica, que ahora se está convirtiendo rápidamente en una crisis de deuda, en la que el sesenta por ciento de

los países de bajos ingresos, y el treinta por ciento de los países de ingresos medios, están en ‘debt distress’ según el Fondo Monetario Internacional.

El cambio climático nos golpea más duro cada año, apilando daños en un momento en que los países no tienen espacio fiscal para hacer frente a los desastres, y mucho menos para invertir a largo plazo en su propio desarrollo.

Esto es algo que nuestra región de América Latina y el Caribe ha estado viviendo muy de cerca.

Los precios de los principales commodities están a múltiplos de la media de la década pasada. En el caso de los alimentos, al menos un cincuenta por ciento más altos; en la energía, el doble; en el transporte marítimo, el triple. Y en el caso de algunos fertilizantes, también el triple.

La inflación ha vuelto a todos los países; pero en los países en desarrollo, la inflación se está viendo acelerada por su prima fea, la depreciación, donde la mayoría de las monedas del sur no logran competir con un dólar cada vez más fuerte, alimentado por el aumento de los tipos de interés.

La gente está sufriendo. La inseguridad alimentaria se ha triplicado en tres años hasta alcanzar los trescientos cincuenta millones de personas. Según el PNUD, la pobreza extrema ha crecido en setenta millones de personas en solo los primeros tres meses del año.

Y el comercio está sufriendo tremendas disrupciones: los espacios aéreos se están cerrando, los ductos de gas y petróleo se están redibujando, las rutas de transporte marítimo están alargándose y desviándose... la geopolítica, no la economía, está ahora en el asiento conductor de la globalización.

Ahora bien, un mundo de crisis en cascada significa in síntesis tres cosas.

En primer lugar, significa círculos viciosos sistémicos: crisis que se alimentan unas a otras.

En segundo lugar, significa desigualdades en cascada: crisis que dejan atrás a más y más millones de personas, especialmente en los países en desarrollo.

Y en tercer lugar, significa inestabilidad crónica: crisis que empeoran y se hacen más frecuentes cada día que no se hace algo al respecto.

Queridos amigos, queridas amigas:

Todavía hay tiempo para detener la cascada. Pero el tiempo se agota. La pregunta, entonces, es qué podemos hacer. Permítanme compartir algunas ideas al respecto.

Hoy tenemos una crisis de asequibilidad: para afrontarla, hay que bajar los precios y aumentar la liquidez. Mañana, esta crisis puede convertirse en una crisis de disponibilidad. Sin suficientes fertilizantes, la cosecha del próximo año no podrá alimentar

al mundo. Sin suficiente liquidez disponible para los países para financiar los sistemas de la protección social, los precios de los alimentos y la energía agravarán la crisis socioeconómica. Y sin apoyo financiero, una crisis de la deuda en los países del Sur será inevitable.

Para solventar esta situación, hay que trabajar en esas tres áreas: bajar los precios, aumentar la liquidez, y evitar una crisis mayor.

Así que primero, para bajar los precios

Tenemos que apoyar tanto el Black Sea Grain Initiative como el acuerdo para facilitar el acceso sin trabas a los alimentos y fertilizantes de la Federación Rusa. Esto traerá millones de toneladas de alimentos de vuelta a los mercados, reduciendo los precios y la incertidumbre.

Tenemos que eliminar las restricciones a la exportación de alimentos, que sólo empeoran las cosas.

Y tenemos que promover la reducción de la demanda energética en las economías desarrolladas mientras esperamos a que el suministro de renovables aumente.

En segundo lugar, para aumentar la liquidez

Necesitamos una nueva emisión de Derechos Especiales de Giro (DEG). En lo que va de año, alrededor de trescientos cincuenta mil millones de dólares se han ido de las reservas de los países en desarrollo, casi el doble de lo que recibieron en DEGs el año pasado. Una emisión ahora, por tanto, tan solo recuperará la liquidez que ya se ha perdido y necesitamos reciclar DEG en el PRG + y RST

Necesitamos aumentar los límites de acceso a las ventanas de préstamos de emergencia en el FMI y el Banco Mundial y poner en ejecución lo antes posible la nueva ventanilla para shocks de alimentos

Necesitamos consenso en el Board del Banco Mundial, para acelerar los desembolsos, para que utilicen más su propio balance de capitales (como hace la CAF), y para considerar su capitalización con el reciclaje de los Derechos Especiales de Giros.

Y necesitamos aumentar la Ayuda al Desarrollo para la alimentación, la nutrición y los esfuerzos humanitarios.

Por último, para evitar una crisis aún mayor el próximo año

Todos los países necesitan programas de protección social focalizados para proteger a las personas vulnerables. Sin embargo, según la OIT, los países en desarrollo tienen un déficit anual en materia de protección social de cerca de un punto dos trillion de dólares. Por tanto, el Sur carece de recursos para proteger a su gente. Hay que hacer todo lo posible para cerrar esta brecha en la protección, incluyendo a través de impuestos a las “windfall profits”.

El mundo necesita también un mecanismo viable para la reestructuración multilateral de la deuda. Tenemos que acelerar la aplicación del Common Framework for Debt Treatment, incluyendo a los acreedores privados y a los países vulnerables de renta media. También es necesario congelar los pagos de la deuda mediante una nueva y mejorada Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI-E), ampliando los vencimientos en dos años. Hay que incluir también “debt-for-nature swaps” en las negociaciones, algo en lo que nuestra región ha sido pionera en el pasado. Quitar los intereses del FMI.

Excelencias, queridas amigas, queridos amigos:

En el contexto actual, el trabajo que hacen sus ministerios, es más necesario que nunca.

Sé muy bien que estos últimos años no han sido nada fáciles para ustedes. En apenas meses durante el COVID, América Latina perdió décadas enteras de progreso social. Y aún no nos habíamos recuperado cuando impactó esta nueva crisis. Los niños aún no habían vuelto a la escuela. Los recursos para gasto social más bien se hacían más escasos.

Por eso es tan importante contar con apoyo internacional, porque se necesitan soluciones sistémicas. Soluciones país por país no serán suficiente. Pueden contar con que en UNCTAD no descansaremos en darles este apoyo tan importante. Para encontrar los recursos. Para bajar la presión de precios. Para evitar mayores crisis en el futuro. Y para construir juntos un verdadero y duradero desarrollo, un desarrollo que no pierda más nunca décadas en cuestión de meses, un desarrollo que cierre brechas y construya resiliencia, un desarrollo de oportunidades en cascada, y no de crisis en cascada.

Les deseo un buen diálogo a continuación. Muchas gracias.