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Hechos y cifras


Comunicado de prensa
Para el uso de los medios de información - No es un documento oficial
UNCTAD/PRESS/IN/2015/012
Hechos y cifras

Geneva, Suiza, 25 noviembre 2015
Los PMA y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

• El “nivel mínimo mundial de consumo” (el nivel de consumo per cápita mundial más bajo) ha permanecido invariable en los últimos 20 o 30 años, según las estimaciones. Sin embargo, es preciso que se duplique en los próximos 15 años si se pretende eliminar la pobreza para 2030, con arreglo a lo previsto en el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible.

• En seis PMA el índice de recuento de la pobreza (la proporción de la población que vive en la pobreza absoluta) se sitúa entre el 70 y el 90%, y en otros ocho países entre el 50 y el 70%. Por lo general, todos menos siete PMA registraron un índice de recuento de la pobreza superior al 30%, mientras que solo cinco de los otros países en desarrollo (OPD, que no son PMA), todos ellos del África Subsahariana, registraron unas ratios superiores al 25%.

• Solo ocho PMA habían hecho progresos en la reducción de la pobreza a la mitad entre 1990 y 2015 (según datos de 2011), mientras que la pobreza había aumentado en siete desde 1990. Fuera del África Subsahariana, únicamente cuatro de los otros países en desarrollo (OPD, es decir, que no son PMA) se habían quedado descolgados, al igual que la mitad de los OPD del África Subsahariana.

• Los ingresos mínimos en las zonas rurales de algunos PMA africanos son de apenas 0,10-0,20 dólares diarios. El logro del primer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), que persigue la eliminación de la pobreza, implica multiplicar esos ingresos para 2030, por un factor que puede variar entre 6 y 14.

• El logro de los ODS obliga también a facilitar el acceso al agua a unos 600 millones de personas en las zonas rurales de los PMA, y a unos 900 millones de personas cuando se trata del acceso a la electricidad y el saneamiento en apenas 15 años.

• En general, el acceso al agua en las zonas rurales de los PMA debe incrementarse a un ritmo dos veces mayor que en el período 2011-2012, el acceso a la electricidad a un ritmo cuatro veces mayor y el acceso al saneamiento a un ritmo  seis veces mayor.

• En un PMA típico, lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible significaría que un 45% más de niños podrían cursar estudios primarios en las zonas rurales y que se cuadriplicaría el alumnado de enseñanza secundaria. También entrañaría un 70% más de habitantes de las zonas rurales con acceso a una mejor fuente de abastecimiento de agua, un aumento de un 250% en el caso de los servicios de saneamiento y multiplicar por diez el acceso a la electricidad.

• De los 48 PMA, solo 2 (Bhután y Djibouti) registran, o bien una brecha de pobreza inferior al 1% del PIB, o bien más de una persona por 1.000 dólares de PIB sin acceso al agua, la electricidad y el saneamiento. Entre los 54 otros países en desarrollo sobre los que se dispone de datos, solo 7 registran un peor resultado en alguno de ambos conceptos, y tan solo en un tercio esos indicadores son superiores a un quinto de ese nivel. En cuatro PMA hay una brecha de pobreza superior al 20% del PIB y más de cuatro personas por 1.000 dólares de PIB carecen de acceso al agua, la electricidad y el saneamiento. Los PMA representan entre un 40% y un 50% de las necesidades mundiales para lograr ODS por lo que se refiere a la extrema pobreza y el incremento del acceso al agua y la electricidad. La proporción correspondiente de la cuantía comprometida de la AOD total para los ODS (0,7% del ingreso nacional de los donantes) ascendería a un 0,30-0,35%, es decir, alrededor del doble del 0,15 0,20% actualmente comprometido.

• Si los donantes principales proporcionan el 0,35% de su ingreso nacional en forma de AOD a los PMA, los flujos de asistencia a esos países aumentarían en un 300%, pasando de 40.000 millones de dólares en 2014 a 165.000 millones de dólares, y aumentarían otro 50% hasta alcanzar los 250.000 millones de dólares para el año 2030.

• La AOD a los PMA, siempre que se cumpliese el compromiso del 0,7%, podría incrementarse en un 150% en el mismo período.

Población y fuerza de trabajo en las zonas rurales

• Dos tercios de la población total de los PMA vive en zonas rurales, y esa proporción es inferior al 50% solamente en seis de esos países (Djibouti, Gambia, Haití, Mauritania, Santo Tomé y Príncipe y Tuvalu).

• Se prevé que la población rural crezca, por término medio, un 1,3% anual en los PMA y que se estanque en otros países en desarrollo (OPD, es decir, que no son PMA).

• Pese al continuo proceso de urbanización, en la mayoría de los PMA entre un 50% y el 60% de la población residirá en zonas rurales en 2030. Se prevé que en nueve PMA la proporción se sitúe entre el 70% y el 85%.

• Se prevé que la población rural en edad de trabajar aumente entre un 20% y un 50% en la mayoría de los PMA, entre el 50% y el 70% en seis y el 90% en un país (Níger). Se prevé una reducción de su población rural en edad de trabajar solo en cinco PMA (Bangladesh, Bhután, Haití, Myanmar y Tuvalu).

Diferencias en el nivel de vida de las zonas rurales y urbanas

• La proporción de personas que viven por debajo del umbral nacional de pobreza en las zonas rurales de los PMA suele ser aproximadamente el doble que en las zonas urbanas. El déficit medio de los ingresos de las zonas rurales en relación con el umbral de pobreza es aproximadamente un 20% mayor.

• A pesar de la tendencia mundial hacia la urbanización de la pobreza, las diferencias entre la pobreza urbana y rural se han ampliado en los últimos 20 o 30 años en dos terceras partes de los PMA sobre los que se disponen datos.

• Normalmente, los habitantes de las zonas rurales en los PMA tienen un 50% más de probabilidades que los de las zonas urbanas de carecer de acceso a los servicios de saneamiento o cursar estudios secundarios, el doble de probabilidades de carecer acceso a electricidad o de cursar estudios primarios y una probabilidad cuatro veces mayor de no tener acceso a agua potable.

La importancia de la agricultura

• En la mayoría de los PMA, la proporción del empleo agrícola se ha reducido desde comienzos del decenio de 1990, pero sigue situándose entre el 40% y el 80% en la mayoría de los casos; el promedio es del 60% en los PMA en su conjunto y del 68% en los PMA de África y en Haití.

• Las mayores reducciones de la proporción del empleo agrícola desde 1990 se han registrado en Camboya, Guinea Ecuatorial, Myanmar, Timor-Leste y el Yemen, mientras que cinco PMA (Comoras, Madagascar, Níger, República Centroafricana y Senegal) han experimentado un aumento de esa proporción.

• La agricultura representa el 25% del valor añadido en los PMA en su conjunto, aunque la proporción es menor en los insulares (12,9%) que en los asiáticos (24,1%) o en los PMA africanos y en Haití (25,9%).

• El efecto de reducción de la pobreza que tiene el crecimiento agrícola es 1,6 veces mayor que en caso del crecimiento industrial y el triple que en el del crecimiento del sector de los servicios. Su impacto relativo es aún más fuerte en los umbrales de pobreza: de 3 a 4 veces mayor que el del crecimiento de sectores no agrícolas en el caso de las personas que viven con 1 dólar por persona al día.

Productividad agrícola

• La productividad del factor trabajo en la agricultura de los PMA ha crecido en un 2,2% anual desde 1991, en comparación con el 4,2% en los OPD y el 3,9% en los países desarrollados.

• En el período 2011-2013, el promedio de la productividad del trabajo agrícola de los PMA representó el 18,7% de la media de los OPD y tan solo el 1,8% de la de los países desarrollados. La brecha de productividad en la agricultura era mayor que en la industria o los servicios.

• Desde 2006 la productividad agrícola de los PMA asiáticos supera a la de los PMA africanos e insulares. La productividad del factor trabajo en la agricultura aumentó en un 88% en los períodos 1991-1993 y 2011-2013, en comparación con el 32% en los PMA africanos y la disminución del 5% en los PMA insulares.

• Los PMA han logrado aumentar los rendimientos por encima de la productividad del factor trabajo. Ambos indicadores han aumentado en la mayoría de los PMA asiáticos. En los PMA africanos, los rendimientos se han duplicado desde comienzos del decenio de 1980, y la productividad del factor trabajo empezó a aumentar fuertemente desde 2000.
• La productividad total de los factores (PTF, que tiene en cuenta todos los insumos agrícolas), se estancó en los PMA desde 1960 hasta el decenio de 1980, pero empezó a crecer a partir de 1990 y se ha acelerado desde 2000, siendo los PMA asiáticos los que registran los mejores resultados.

• La utilización de fertilizantes sintéticos en los PMA (17,6 toneladas por hectárea) corresponde a apenas el 10% de la intensidad en otros países en desarrollo (OPD) y al 15% de los países desarrollados.

• Los PMA asiáticos utilizan 59 toneladas de fertilizantes sintéticos por hectárea, en comparación con las 7 toneladas empleadas en los PMA insulares o las apenas 0,5 toneladas en los PMA africanos.

• En los PMA asiáticos, el 34,6% de las tierras agrícolas son de regadío en comparación con el 3,4% en los PMA africanos y el 6,5% en los PMA insulares.

• Los PMA asiáticos emplean 4,5 máquinas por hectárea, esto es, la mitad aproximadamente que los otros países en desarrollo En los PMA africanos, la cifra correspondiente es 0,6 y en los PMA insulares 0,4.

• En 2008, los países de bajos ingresos gastaban solo 0,44 dólares (paridad de poder adquisitivo de 2005) en actividades públicas de investigación y desarrollo agrícola por cada 100 dólares de PIB agrícola, en comparación con los más de 3 dólares gastados por los países de ingresos altos – y sistemáticamente la brecha se ha ampliado desde principios del decenio de 1980.

• En 2000, más de la mitad de los sistemas nacionales de investigación agrícola en el África Subsahariana tenían menos de 100 científicos.

• La densidad vial (longitud de la red vial en relación con la superficie terrestre) en los PMA africanos es tan solo el 15% de la de otros países en desarrollo (que no son PMA). En la actualidad la densidad vial del África Subsahariana (201 km/1.000 km2) es menor de la tercera parte de la que tenía la India en 1950 (703 km/1.000 km2). La actual densidad vial de la India es 32 veces mayor que la de Etiopía y 255 veces mayor que la del Sudán.

• En el caso de los países de bajos ingresos, las estimaciones de las variaciones en los rendimientos debidos al cambio climático entre 2000 y 2050 van del -3,4% y al -0,5% en el caso del maíz, del -9,8% al +1,6% en el caso del arroz y del  18,0 al -10,1% en el del trigo.

Diversificación de la economía rural y economía no agrícola

• En el caso de los PMA, el ingreso total de los hogares por las actividades no agrícolas normalmente supone el triple o cuádruple del ingreso en concepto de salarios agrícolas.

• Los salarios generalmente tan solo representan entre el 5% y el 20% del total de los ingresos agrícolas en los PMA africanos, aunque entre el 25% y el 40% en Bangladesh y Nepal.

• En la mayoría de los PMA africanos, los ingresos de los empleados por cuenta propia son más importantes que los ingresos salariales en el sector rural no agrícola, aunque en el caso de Bangladesh y Nepal ocurre lo contrario.

• Normalmente las ganancias en los sectores locales no agrícolas son aproximadamente entre 2 y 5 veces superiores al ingreso total de la migración en los PMA y pueden multiplicarse entre 10 y 20 veces en las zonas con un elevado potencial agrícola.

• La contribución de las actividades no agrícolas en la generación de la producción económica va desde el 9% de la economía rural en Etiopía en 2012 al 68% en Haití.

Agricultura orgánica

• En algunos PMA de África, como Etiopía, la República Unida de Tanzanía, el Sudán y Uganda más de 100.000 productores practican la agricultura orgánica.

• El tamaño medio de las explotaciones agrícolas que se dedican a la producción orgánica puede ser muy distinto. El promedio de las áreas certificadas por productor se sitúa entre menos de 1 hectárea en el Afganistán, Bangladesh, Benin, el Senegal, el Togo y Zambia a alrededor de 100 hectáreas en el Níger, 300 hectáreas en Lesotho y Timor-Leste, 600 hectáreas en el Sudán y 2.800 hectáreas en Mozambique.

Desigualdad y limitaciones de género

• En general, en los PMA el 61,5% de la población femenina trabaja en la agricultura; el 65% en los PMA africanos y en Haití, el 56% en los PMA asiáticos y el 41% en los PMA insulares.

• Hay más mujeres que hombres con un empleo precario (por lo general, sin formalizar su situación y con salarios bajos) en los PMA. La mayor diferencia se registra en los PMA africanos, donde el 89% de las mujeres se encuentran en situación de precariedad laboral, en comparación con el 75% en el caso de los hombres.

• La brecha de género en el empleo precario refleja fundamentalmente las diferencias en el “trabajo familiar (no remunerado)”. En los PMA africanos, el 40% de las mujeres participan en el trabajo familiar, aunque en el caso de los hombres es solo el 18%. En los PMA asiáticos, esta brecha es mayor, ya que las cifras correspondientes son del 45% y el 13%, respectivamente.

• En todos los PMA sobre los que se disponen de datos hay más hombres que mujeres que son titulares de explotaciones agrícolas. El porcentaje de mujeres varía entre el 3% en Malí y el 33% en Comoras.

• Las mujeres tienen reconocido oficialmente el derecho a la propiedad de la tierra en los 25 PMA sobre los que se dispone de datos y las mujeres gozan de derechos de sucesión por ser hijas o cónyuges supervivientes en 16 casos. Sin embargo, el ejercicio de esos derechos, aunque estén reconocidos oficialmente, suelen verse obstruido por determinadas leyes o prácticas consuetudinarias.

• Proporcionar a la mujer el mismo acceso que al hombre a los recursos productivos podría propiciar un incremento de entre un 20% a un 30% del rendimiento de sus explotaciones, lo que permitiría multiplicar la producción agrícola por un 2,5% a 4%, según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Tendencias y perspectivas económicas

• El crecimiento económico de los PMA fue del 5,5% en 2014 – inferior al 6,1% registrado en 2013. También fue bastante más bajo que el 7,4% de media en el período 2002-2008, aunque superior al crecimiento del 4,4% registrado en otros países en desarrollo. Se espera que en 2015 se reduzca aún más hasta situarse en el 5,2%.

• El déficit por cuenta corriente de los PMA se amplió, al pasar de 9.300 millones de dólares en 2011 a 49.400 millones en 2014, que es el nivel máximo jamás alcanzado. Este mayor déficit obedece principalmente a un aumento considerable del déficit de los PMA africanos, que fue propiciado por la caída de los precios de los productos básicos.
• Las manufacturas representan el 62% de las importaciones de mercancías de los PMA, pero solo el 23% de sus exportaciones. Los combustibles representan casi la mitad (el 49%) de las exportaciones de los PMA.

• En los PMA en su conjunto, la inversión (formación bruta de capital fijo) aumentó hasta un 26,3% del producto interno bruto (PIB) en 2013, ligeramente superior al 25%, nivel que se considera necesario para sostener el crecimiento a largo plazo.

• El desfase entre la inversión y el ahorro, que debe ser sufragado con endeudamiento externo – de los PMA africanos y Haití aumentó hasta el 8,4% del PIB en 2013, pero se redujo hasta el 5,9% en los PMA asiáticos.

• La asistencia oficial para el desarrollo (AOD) a los PMA creció en un 2% en 2013 hasta alcanzar los 44.200 millones de dólares, es decir, el 93% del total de los flujos oficiales de capital. Sin embargo, las estimaciones preliminares muestran una caída del 16% en términos reales de la AOD bilateral concedida por los principales donantes a los PMA en 2014.

• Las entradas de inversión extranjera directa (IED) en los PMA crecieron un 4,1% en 2014 y se elevaron a 23.200 millones de dólares; sin embargo, solo cinco países africanos representaron el 58% del total (Mozambique, Zambia, la República Unida de Tanzanía, la República Democrática del Congo y Guinea Ecuatorial).

• Se estima que las entradas de remesas en los PMA han crecido un 7,1% para alcanzar la cifra sin precedentes de 2.400 millones de dólares en 2014.