La UNCTAD sitúa al comercio en el centro de su agenda para el desarrollo sostenible posterior a 2015

En el marco del sexto período de sesiones de la Comisión de Comercio y Desarrollo, se celebró la tarde de su primer día una reunión para examinar el tema "El papel del comercio internacional en la agenda para el desarrollo después de 2015".

Con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que sustituirán a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y que se examinan actualmente, la UNCTAD hace una contribución para integrar el desarrollo económico y las cuestiones conexas que plantea la economía globalizada en la agenda de las Naciones Unidas para el desarrollo después de 2015.

La idea de que el crecimiento económico puede sacar a las personas de la pobreza y sentar las bases de la aspiración para mejorar su vida está en los fundamentos de los ODM —pero el tema del comercio solo aparece en el Objetivo 8 ("fomentar una alianza mundial para el desarrollo"). Se hace referencia al comercio principalmente en términos de acceso a los mercados y la reducción de aranceles; y únicamente en 3 de los 16 indicadores utilizados para hacer el seguimiento del Objetivo 8.

Sin embargo, la labor de la UNCTAD ha demostrado que el comercio internacional tiene que incorporarse como un factor "facilitador" para lograr una amplia gama de objetivos de desarrollo social, económico y ambiental mediante la promoción de un crecimiento económico incluyente y sostenible. Actualmente se examina la forma exacta en que esta idea se integrará en todos los ODS y los objetivos que se utilizarán para medir los resultados de objetivos como, por ejemplo, la igualdad de género.

Como parte de la contribución en curso de la UNCTAD a la formulación de los ODS, se celebrará el Tercer Diálogo de Ginebra, durante los actos conmemorativos del 50º aniversario de la UNCTAD, que tendrán lugar en Ginebra, del 16 al 20 de junio, donde se examinará el tema "El comercio como medio de aplicación del desarrollo sostenible".

Uno de los compromisos apoyados por la UNCTAD es la eliminación de la pobreza extrema. La UNCTAD ha respaldado este objetivo desde la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (I UNCTAD), celebrada en 1964.

En el Acta Final de la I UNCTAD, celebrada en Ginebra, ya se afirmaba que "los Estados participantes en la Conferencia estaban determinados a encontrar los medios de aprovechar los recursos humanos y materiales de todo el mundo para acabar con la pobreza en todas partes".

La liberalización del comercio puede aumentar los ingresos, pero no reduce automáticamente la pobreza de una manera equitativa. Sin embargo, la labor de la UNCTAD ha mostrado que hay medios para contrarrestar esas distorsiones y observar un planteamiento del desarrollo basado en derechos, incluso cuando los países se abren al comercio.

El carácter transformador de la nueva agenda del desarrollo que están debatiendo los Estados Miembros de las Naciones Unidas se articula en el amplio concepto de la sostenibilidad del desarrollo. Es de esperar que ello asegure que el desarrollo sea duradero y se perpetúe por sí mismo en todas sus dimensiones y no se limite únicamente a minimizar el impacto en el medio ambiente.

En los 50 años transcurridos desde la fundación de la UNCTAD, la economía internacional a veces ha apoyado y a veces impedido un crecimiento más incluyente y sostenible en los países en desarrollo. La UNCTAD ha mostrado, por ejemplo, cómo unos mercados financieros no regulados y la ausencia de restricciones de los movimientos de capitales a menudo han sido un impedimento para la estabilidad e inclusividad del crecimiento. Al mismo tiempo también ha demostrado que un sistema multilateral abierto y predecible estimula el crecimiento del comercio.

Es igualmente importante que los países en desarrollo puedan aplicar estrategias de desarrollo incluyente y sostenible en un sistema que, no solo establezca normas, sino que además proporcione apoyo y conceda la autonomía necesaria en la utilización de instrumentos de política que permitan promover la transformación estructural y gestionar los ajustes que esto implica. Deben hacerse esfuerzos por lograr que en los acuerdos vigentes se garantice suficiente espacio de políticas.

Las oportunidades que ofrece el comercio internacional de bienes y servicios, cuando se aprovechan correctamente, pueden ser una poderosa fuerza para crear empleo, posibilitar el uso eficiente de los recursos, proporcionando incentivos a los empresarios y, a la postre, mejorando el nivel de vida en todos los países.
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